A veces, uno de los motivos por los que nos sentimos mal es por cómo gestionamos la frustración. Sin darnos cuenta, en nuestro día a día entramos en piloto automático y no nos detenemos a observar cómo nos sentimos. Bueno, sí, normalmente tenemos tendencia a poner el foco en lo que nos ha hecho sentir mal y dejamos de observar lo que nos ha “salido bien”.
Un truco para sentirnos mejor y conseguir vaciar el saco (o evitar que se llene más) es aprender a observar las situaciones del día a día conectando con lo que pensamos, sentimos y hacemos.
¿Cómo se llena el saco?
Imaginemos por un momento que tenemos un saco que a lo largo del día se va llenando de situaciones que nos generan frustración.
A su vez, podríamos decir que estas frustraciones estarían relacionadas con mi capacidad para afrontar las situaciones que me van sucediendo.
Son situaciones que si me detengo a observar, me están diciendo cómo me siento en ese momento.
Pero, ¿cómo identifico las frustraciones?
El saco lo vamos llenando de frustraciones cuando no se cumplen nuestras expectativas o deseos, que pueden tener distintos orígenes:
- Los rasgos de mi personalidad (perfeccionismo, necesidad de control, baja tolerancia a la frustración)
- Mi forma de pensar (creencias, procesos rumiativos).
- La relación con mi entorno (normas, valores, guiones preestablecidos).
- Y algo que no solemos observar: ¿qué siente mi cuerpo? (estados emocionales previos, malestar físico y emocional).
Cuando no identifico mis frustraciones, ya sea por ir en piloto automático, por falta de tiempo, en definitiva, por no parar a observar que siento o qué necesidades no tengo cubiertas, voy llenando el saco.
Cuando empieza a estar en el límite de tu capacidad, aparece la irritabilidad.
La mayoría de las veces no somos conscientes de que nos acompaña hasta que alguien nos dice frases como “tienes la piel muy fina” o “no se puede decir nada”.
Algo ha cambiado en nosotros.
Sin embargo, no nos hemos dado cuenta y seguimos llenando el saco con el día a día hasta que llega el día que se desborda.
A lo largo del día voy llenando el saco, si no el vacío, puedo pasarme semanas llenándolo hasta que se desborda.
¿Qué ocurre cuando el saco se desborda?
Lo que ocurre cuando el saco se desborda es que mostramos nuestro enfado o la ira.
Y aquí es cuando podemos notarlo en nuestro cuerpo, ya la vez, se puede observar desde fuera.
Pero, llegando a este punto: ¿qué hago con ese malestar? VACIAR EL SACO
La respuesta parece fácil, pero no lo es.
Si sientes que necesitas vaciar el saco, estaré encantada de poder ayudarte a encontrar las herramientas que mejor se adapten a ti para aprender a gestionar tus emociones y despejar el saco poco a poco.