Se trata de un trastorno de salud mental que puede desarrollarse después de experimentar o presenciar un evento traumático.
Los síntomas incluyen recuerdos intrusivos del evento, evitación de situaciones relacionadas, cambios en el estado de ánimo, la cognición, pesadillas y angustia grave, así como pensamientos incontrolables sobre la situación. Puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen, interfiriendo en sus relaciones personales, su desempeño laboral y su bienestar emocional.